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Gazapo Guiri I

He tenido la suerte de crecer en un ambiente bastante internacional. Mi madre tiene amigos por todo el mundo, en parte debido a su trabajo, y siempre los ha invitado a pasar temporadas en casa. Se casó con -y divorció de- un alemán, y siempre hemos tenido au-pairs en casa, ya que mamá Brixta trabajaba como un animal para sacar adelante a toda la Chupifamily. Mi madre es un ejemplo a seguir, pero eso es otra historia, o más bien, varias.

Siguiendo la línea de choques culturales -que no de capulladas- debería inaugurar una nueva sección de gazapos guiris. Para ser justa incluiré los míos, aunque más adelante, que no está el horno para bollos (¡Qué morro tengo!).

Tuvimos una vez una au pair danesa que se empeñó en cocinarnos una noche, y hacernos algo típico danés. La memoria de pez carpa que tengo por cerebro me impide recordar el nombre del plato en cuestión, pero me imagino que sería algo con un nombre impronunciable, salpimentado de ø(s), y ninguna vocal reconocible como condimento.

Yo estaba en el salón viendo la tele, ya que ella no se dejaba ayudar. De pronto la au pair danesa metió un grito escalofriante con su voz de pito, gracias al cual levité a tres metros de altura sobre el sofá en el que estaba sentada, atravesó mís tímpanos y mató 3000 neuronas. De ahí que me quede una, y funcionando con muletas. La culpa la tiene la danesa.

Au Pair danesa: «!!!!!!!!!Brisssssssstaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, «nesesito» un chochillo!!!!!!!!»

Brixta: «¡¿¡¿¡¿¡¿Einnnnnnnn?!?!?!?!?!»

Au Pair danesa: «!!!!!!! Que siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Que «nesesito» un chochillo. Uno afilado, no «resbaladiso», «puntoso».

Brixta: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA (Las carcajadas de Brixta se oían en Lima).

Pues oye, que nos quedamos sin cenar. La danesa se mosqueó conmigo por reírme «frente a ella» y pagó el pato con toda la Chupifamily. Se metió en el cuarto con todo su megunge y la cabrona se lo comió todo ella solita.

Claro, que la Chupifamily bastante tenía con superar el ataque de risa, y controlarse al día siguiente para no volver a reírse «frente a ella» cuando le volvimos a ver la cara de ofuscada.

Desde ese día nos odió. Y desde ese día no volvió a mencionar que cocinaría platos con ø para ninguna Chupifamily.

 

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